“Y la historia se repite otra vez…”

Pasó lo que tenía que pasar. Banfield volvió a ganar el Clásico, esta vez en el Lencho, con su gente, y lo hizo por 2-1 ante Lanús en un partido que el Taladro dominó de principio a fin. El equipo de Pedro Troglio mostró carácter, intensidad y entrega en una noche donde todo salió como lo imaginó.

Desde el arranque, Banfield impuso condiciones. Hizo un desgaste físico enorme en el primer tiempo, presionando alto, ganando en cada dividida y generando las situaciones más claras. En el complemento, supo sostener la ventaja con orden, actitud y oportunismo, encontrando los goles en los momentos justos para liquidar el juego.

Fue un clásico con pasajes de ida y vuelta y otros de pura lucha en el mediocampo, pero siempre con un Taladro más decidido, ambicioso y con mejor juego colectivo. Las chances más claras estuvieron del lado local, que golpeó en los momentos justos y manejó el ritmo del partido.

Con este triunfo, Banfield consiguió tres puntos claves pensando en la permanencia y, de paso, se sacó definitivamente de encima el fantasma del descenso. Pero la alegría va mucho más allá de la tabla: el Taladro volvió a imponer su historia, su mística y su superioridad en el Clásico del Sur.

Banfield festeja. Festeja la entrega, el esfuerzo y la identidad recuperada. Festeja una sana costumbre que se repite: ganarle al rival de siempre, con autoridad y corazón.