Disney, el imperio del plagio
Desde hace más de dos décadas una sombra ha planeado sobre «El Rey León», cinta de Disney ganadora de dos Oscar, la más taquillera en su género… Leer más »Disney, el imperio del plagio
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La séptima entrega, tal vez la más esperada de todas las que sucedieron a la película de 1983, ya que devolvía a la pantalla a… Leer más »¿Por qué Rian Johnson lo estropeó todo?
Omar Chabán agoniza en un hospital, delira e imagina que está discutiendo de plata con Luca Prodan. Tiene cáncer, pesa menos de 50 kilos y los médicos son pesimistas: le dan días, meses de vida. Tal vez no saben que Omar Chabán está muerto hace rato. Juzgado y condenado por el desastre de República Cromañón, su última invención, en su figura provocadora y desharrapada –proyectada entre la ambición, el arte, la megalomanía y la quimera– se condensan muchas de las contradicciones de un sistema perverso y corrupto que perdura. Cromañón ha logrado tapar la obra que lo sobrevivirá profundamente: esa obra es la marca visceral que ha dejado Cemento en la cultura popular argentina. Mucho antes de que a cualquier imbécil se le ocurriera prender fuego en un lugar cerrado, cuando la música –como dijo Charly García hace un mes a Radar– cumplía la función que tenía que cumplir (“que no es incendiar un boliche con bengalas, que no es manifestarse como en una cancha de fútbol, que no es que la banda siga a la gente…”), Cemento era un sitio de experimentación y vanguardia más que de rock. A partir del menemismo fue un vulgar espacio de recitales, que coincidió con la futbolización del rock argentino: un atajo para los que no podían llegar a Obras Sanitarias. En ese sentido, Cemento representó otro símbolo: el de la pauperización cultural.
La palabra monopolio viene del griego (monos “uno” y polein “vender”) y define una situación de privilegio respecto a la fabricación y comercialización de un bien o servicio. Sin embargo, bien podríamos decir que se trata de una falla del sistema económico capitalista, que, por el contrario, predica el libre juego de la oferta y la demanda.
El productor o monopolista controla el volumen de producción y el precio de venta, manteniendo un equilibrio entre ambas variables de manera que pueda establecer una tasa de producción, su límite de ganancia y el precio máximo que puede cobrar por el producto. Bajo esta lógica, el monopolista posee la exclusividad de fabricación y ofrecimiento de un gran bien de mercado diferenciado y determinado, en este caso la fantasía y la ciencia ficción.
En 2006, Disney compró la empresa Pixar Animation Studios por casi 7 mil millones de dólares. Esta compañía había engendrado en 1995 el primer film realizado íntegramente por medios virtuales, sin la participación de actores de carne o hueso. Por supuesto, hablamos de la popular Toy Story. De esta manera, la compañía creada por Steve Jobs, que había surgido como una respuesta moderna a las películas de Disney, se dejó seducir por el dinero: la billetera pudo más, y lo que era independiente no lo fue más.Leer más »Disney, el monopolio de la fantasía
“Trato de hacer reír a la gente”. De esta manera se presenta Mariano Fidalgo, un hincha de Banfield que tal vez te hayas cruzado en la tribuna miles de veces. Mariano es actor, y reconoce que “por la necesidad de trabajar fue que empecé a hacer papeles como extra para agencias de publicidad”. En los últimos tiempos se ha desempeñado en una compañía independiente en donde, entre otras, realizó obras de Shakespeare.Leer más »“Dejando el alma por nuestra pasión”
Banfield se ha convertido en un barrio de fuerte actividad cultural. En este marco es que llega a uno de los teatros más reconocidos de la zona, el Ensamble de Banfield, la obra teatral de la premiada dramaturga canadiense Carole Fréchette: La Piel de Elisa. Una pieza de teatro que trata en tono irónico el aterrador tema del paso del tiempo, y de la búsqueda de como detener el crecimiento repentino, veloz e inexplicable de su piel.Leer más »Algo no está bien en la piel de Elisa
Víctor Winer es un reconocido dramaturgo argentino. Hijo de una familia de inmigrantes polacos que, si bien pasó gran parte de su juventud en Rosario, a los 18 años regresó a Buenos Aires donde dio sus primeros pasos en el teatro, para luego si, dedicarse a las letras y consolidarse como autor. Una vez casado, con su familia vivió en Banfield, y ahí comenzaría su pasión verde y blanca. Es autor de muchas obras reconocidas como Buena presencia, Luna de miel en Hiroshima y su más reciente creación, Ampelman, estrenada este año. Tiene 58 años, en los que además de la dramaturgia, ha dedicado su tiempo a escribir varios libros y a recibir premios de orden nacional e internacional.
¿Cuando surge tu pasión por las letras?
Mi pasión empieza con mis hábitos de lectura. En el secundario fui a un colegio industrial donde solo teníamos una hora de literatura a la semana. Pesea lo escaso de esta materia, despertó en mi a un ávido lector y de apoco un escritor.Leer más »Marca de teatro
Florencio Sánchez fue un gran escritor, periodista y dramaturgo uruguayo que supo ser uno de los fundadores del teatro rioplatense.
Nació en Montevideo el 17 de enero de 1875 pero de chico paso a vivir junto con su familia a la ciudad de Minas, donde realizó sus estudios y donde fue dando sus primeros pasos como periodista, publicando obras para el periódico local.
En 1892 emprendió su viaje a la Argentina, viviendo por un breve tiempo en Rosario y luego, ni más ni menos que en nuestro querido Banfield, radicándose definitivamente, junto con Catalina Raventos, su señora esposa.Leer más »Canillita de Banfield
¿Quién no ha escuchado alguna vez las frases “Qué suerte tengo para las desgracias”, “Lechuga para el canario”, “Ay, qué barbaridad, lo tenía acá, ahora lo tengo allá”, o “¡Uyuy, cómo pega la gorda!”?. Frases cuyo autor, no es más ni menos que José Biondi, popularmente conocido como “Pepe”, un vecino ilustre de Banfield.
Nació el 4 de septiembre de 1909, en el barrio de Barracas. Fue tercero de 8 hermanos, de padres inmigrantes napolitanos, José Biondi y Ángela Cavalieri. Luego de un tiempo pasaron a vivir a Banfield, allí conoció el dolor de la pobreza, y fue también allí donde nació su gran futuro como artista.
Por los albores del año 1916, había llegado al barrio el conocido Circo Anselmi, y se había establecido en un baldío a unos pocos metros de su casa. Un día de esos, Pepe se encontraba en la puerta de su casa realizando morisquetas y acrobacias, y fue observado por uno de los integrantes del circo, Juan Bonamorte, más conocido como Chocolate. Inmediatamente habló con los padres de Pepe para integrarlo al espectáculo del circo, sus padres lo aceptaron dadas sus condiciones económicas, sin saber lo que le esperaba en un futuro.Leer más »Pepe de Banfield
¿Calentaste la pava para el mate? Dale, apurate, porque nos vamos para El Buenos Aires. ¿Todavía no? Está bien, dale, andá haciéndolo. Mientras tanto nos hacemos un tiempo y recorremos otra región folklórica. Así es, antes de irnos para la Pampa Húmeda, nos vamos para la región Cuyana, para tomarnos un exquisito vino y escuchar sus Tonadas. Esta es la expresión popular más importante de la región, aunque no posee una danza que le haga una coreografía como si sucedía con las Chacareras o los Gatos por ejemplo. Usualmente escritas en tonalidades mayores con algunas modulaciones a los tonos menores, siempre se han prestado a la libre interpretación de los músicos. Al final de las Tonadas hay una sección denominada Congollo, en donde el cantor dedica el canto a alguien del público, al modificar la rima de la letra y hacerla coincidir con el nombre de la persona elegida. La tradición indica que esa persona debe responder con un vaso de vino para el músico en forma agradecimiento. Los cuyanos poseen también sus propias danzas, como por ejemplo una variante de la Cueca Norteña, denominada obviamente Cueca Cuyana, o el ya citado Gato Cuyano, tradicionalmente instrumental aunque con el tiempo fue sumándole una voz.Leer más »Viaje al centro de la tierra III