El arte ofrece varios géneros para disfrutar: Música, danza, teatro, cine son algunos de los mas reconocidos. Si quien hace música es músico, quien hace danza es bailarín y quien hace cine cineasta, el que trabaja en varios géneros es un verdadero artista integral.
Y ese es el caso de Lucas Luna, guitarrista y diseñador audiovisual. “Mi viejo me cuenta que yo ya escuchaba Pink Floyd desde la panza de mi mamá”. A los 16 años le compraron su primer guitarra eléctrica “me resultaba incómoda, y como siempre me había gustado escribir y leer, entonces me tire más a la composición de canciones”.
Al terminar la secundaria estudió audiovisión en la UNLA (Universidad Nacional de Lanus) y en la Escuela de Arte Dramático en Lomas de Zamora. “En esos ambientes me relacioné con la dinámica artística del trabajo, las personas, los tiempos, los compromisos y por sobre todo la posibilidad de relativizar ciertos contextos, posturas y acciones”. De esta manera Lucas comenzó a desenvolverse en el teatro, la música y las artes audiovisuales, y es por eso que sus recitales son una experiencia integradora en los 3 sentidos.
Pero Lucas ya es un viejo conocido de MOEV, ya que fue el director y editor de “Los números no mienten”, el video dedicado al Banfield Campeón, además cuenta entre sus palmares con haber trabajado para diferentes bandas de zona sur como El Abuelo y Caranuva.
Bajo el nombre artístico de Lucas Moon, hoy sigue su carrera solista en el circuito de teatros de Capital y GBA, y el próximo sábado 28 tocará junto a su banda Los indios pálidos y a parte de la obra poética de Mariana Skiadaressis “como retórica”, en Carlos Calvo 3977, Capital Federal, desde las 22 horas. En el marco de la antesala al show, éste vecino de Banfield se acerca a MOEV para contarnos, con su particular modo de responder -al igual que para componer, con un notable espíritu spineteano- acerca su vida y de sus múltiples actividades artísticas.
¿Por qué elegís el circuito de teatros under?
Siempre había formado bandas para tocar, lo cual había una ilusión general de que nos fuera bien, de rockear y todo eso, esa pretensión hacía que tocáramos en cualquier lado y hasta inclusive pagando. Y era totalmente desgastante, que en mi caso desembocaba en la disolución.
Una vez escuché a Manu Chao decir que después de Mano Negra su carrera había terminado, que todo lo que se podría generar de allí en más era de regalo y disfrute. A partir de ese momento reflexioné sobre qué quería con respecto al hecho de hacer música, Y agarré la criolla y simplemente comencé a tocar en casa disfrutando, así como ver una película o leer un libro. Hasta que hace un par de años un amigo que organizaba fiestas invitó a tocar y fui, y la verdad es que todo salió medio mal, pero realmente sentí que no importa tanto el producto o el final, sino mas bien el acto de generar algo sin otra pretensión que compartir algo propio en un contexto pacifico y, realmente, hacer algo que haga sentir bien.
Entonces se fue sumando gente en el devenir y hasta ahora: Los indios pálidos, diseñadores, actores, músicos, poetas, y eso es increíble. Entre ellos Bruno Fontana es mi productor y manager, y Juan Cortina toca conmigo desde el principio. Es realmente bueno y todo sincero sin ninguna imposición o arbitrariedad, los que están, es porque realmente quieren estar. Bajo esta forma de conducirme el transito es inexorablemente under. Y la verdad es que estoy tocando dos o tres veces por año, pero en el lugar que quiero bajo las condiciones que quiero, tratando me minimizar al máximo el intromisión económica.
¿Cómo es el proceso creativo y lo compositivo para vos?
El proceso creativo es realmente extraño. Nunca lo tomo como algo serio pero cuando se va desarrollando se torna ultra reflexivo, objetivo y denso, creo que se debe al exceso de la influencia racional. Me he dado cuenta que las canciones que mas me han gustado son las que surgen en vacaciones o en circunstancias parecidas, en situaciones donde no existen mas pretensiones que estar bien.
Las canciones surgen de una nada, no es una construcción que venga de alguna determinación, después van tomando forma, pero trato de que no se conviertan en una posesión o un bien del cual pueda hacer uso como capital formador de valor para alguna estructura hegemónica, entonces cada vez que termina algún ciclo, cambio de banda, concierto, proyecto, todas las canciones mueren, generan vacío, a veces incertidumbre, y entonces, naturalmente supongo, nace algo nuevamente y hasta distinto.
Ahora la estoy falsheando mucho con la naturaleza, me resulta fascinante la armonización, moral y contención, sin la presencia dicotómica de bien o mal, bello o feo, parecería que todo se manifestara por una sola línea transversal.
Además de tocar, te dedicas al diseño audiovisual…
He realizado últimamente los videos clips de El Abuelo y de Carnauva, dos bandas geniales del sur. Pero más allá de los nombres y de los resultados que en ambos casos según sus circunstancias fueron gratificantes, lo que mas me interesaba era el trabajo integral, en el cual hubiera una movilización colectiva con el objetivo de generar un producto “profesional” sin la pretensión de rentabilidad alguna.
El sonido de tu música remite ligeramente al rock platense de los ´90 ¿Hay una influencia en eso?
A veces después de un tiempo de haber compuesto un tema, lo encuentro parecido a algo que escuché, pero la verdad nunca hago un tema pensando en que quiero que se parezca a algo ya conocido, dejo que todos los conocimientos e influencias se guarden en el inconsciente y después afloren, como algo que hizo un viaje dentro del ser.
Esa época de los ´90 que llamaron el nuevo rock argentino era realmente algo trascendente, ahora con mis amigos hablamos de esas bandas así como mi viejo de Pescado Rabioso, Sui Generis, etcétera. Bochaton me encanta como artista maldito, su manera de escribir, la postura que tiene con respecto al medio. Lo fui a ver un montón de veces y siempre buscó incinerar el alma en sus shows. Nunca sabré si lo logró, logra o logrará.
Y acerca de tus gustos en el arte…
Los gustos de las diferentes corrientes artísticas, así como en los géneros musicales, considero que todos son relevantes, hasta hace poco creía que había una impronta en mi artística del movimiento expresionista pre-segunda guerra, la cual reaccionaba compulsivamente ante lo inevitable.
Después de un viaje que hice a Jujuy me impactó la cultura andina, y empecé a escribir canciones con elementos que provienen de allí (NdR: También toca el charango como invitado en un conjunto de folclore) la observación al cielo como herramienta que permite pronosticar el futuro, la figura del cóndor, la muerte, la naturaleza benefactora, y esas cosas. Igual es algo que apenas vislumbré en base a una mínima experiencia vacacional, con esto quiero decir que ni a palos puedo hablar o generar algún comentario como si tuviese alguna sabiduría. Simplemente es algo propio que germinó y que la providencia dirá si se expande.
¿Y sobre Banfield?
Banfield es lugar donde nací y donde elijo quedarme, y en ese aspecto de elegir me considero afortunado. Aquí descansa el guerrero y yo también. Al equipo lo tomo como un link con mi viejo y mi hermana. Creo que eso trasciende a cualquier competencia deportiva, de la cual por suerte, puedo alardear con mis amigos.