“Cuando voy por Banfield me saludan en coro las baldosas y los árboles”. Con esta frase se presenta Aníbal Barba, bailarín, profesor de tango y orgulloso “Socio Vitalicio 1503” de Banfield que vive hace muchos años en Italia. “Desde la quinta fecha yo ya no puse mas en duda el primer campeonato, lástima que no pude ir, tenía laburo hasta marzo”. Nos cuenta aseverando que su fe en el equipo fue muy grande. “En julio cumplí 40 pirulos con el escenario profesional. Siempre fui sincero, primero conmigo y después con la vida que me llevó adelante” A los 66 años, Aníbal comparte una gratísima charla con MOEV, contándonos su trayectoria con su particular y detallada manera de describir las cosas.
¿Como fueron tus primeros pasos con la danza?
En 1955 empecé a escuchar y ver en televisión a Elvis Presley y Chuk Berry. Imitaba el baile de rock con el picaporte de una puerta o con una escoba atada con un hilo. En 1962, con 18 pirulines empecé con exhibiciones de rock fantasía y después con el twist. La sede vieja del club (El actual Club “La Palmera”) me vio ganar varios concursos con chicas hoy abuelas como yo (risas). En el 64 me llegó el teatro profesional: El Cervantes y casi todos los teatros de Buenos Aires y el interior, entre ellos el Parió, ex cine Maipú de Banfield.
Pero en un verano en Carlos Paz, con Enrique Fava, Maria Rosa Fugazot y Marty Cosens, tuve que hacer un guapo en el sainete “Tu cuna fue un conventillo” y tenía que bailar un tanguito. Tuve que aprender rápidamente algunos pasos, y a partir de ahí, a la par del teatro nunca mas deje de bailar el tango.
¿Y como es que te fuiste para el viejo continente?
En el 2000 muchos amigos del tango como Miguel Angel Zotto y Carlos Gavito me decían que debía irme a Europa. Yo ya había viajado mucho por todo el mundo junto a Mariano Mores, pero no tenia una motivación para irme solo, hasta que conocí en la milonga “El beso” de Corrientes y Riobamba, a una chica italiana que me dio ese motivo, y el 19 de agosto del 2003 un avión me llevo desde Ezeiza hasta Roma y después a Cagliari, donde vivo con mi mujer, y sigo con el tango como profesor y bailarín en shows y espectáculos. También trabajo como actor y director.
Mis gustos en el arte pasan por mi filosofía de vida que tengo desde muy joven, la convicción y la entrega total de los sentimientos en lo que uno hace, con respeto, con humildad, con paciencia y con pasión, por ejemplo para mi un escenario fue siempre como mi casa, tuve alegrías, tristezas, fracasos y triunfos, y siempre fui feliz. Hoy todavía me gusta aprender de mis errores y convertirlos en cualidades.
Tenés una anécdota muy curiosa con un diario argentino, ¿no? (*)
Hice una publicidad para el diario La Nacion, no me acuerdo si fue a fines de los ´60 o en los ´70 ya. Era para una marca de deportes, y tenía que hacer de un jugador de fútbol. El director me dió una camiseta de Boca, y yo le dije que no, que ya tenia la de Banfield. Él me decía que “no, no, no” y le dije que sino no hacia la publicidad, al no haber tiempo para reemplazarme salí con la verde y blanca. Varios meses después en la calle y en la cancha me cantaban “lalalaaa Nacioooon!!!!”. En ese aviso estaba también Artime pero con traje.
Y tus orígenes en Banfield…
Nací en casa de mi abuela en la calle Cabrera, después nos mudamos a Pueyrredón al 1300 y desde la cuna aprendí amar a Banfield, tanto en la sede vieja como en la nueva. Hicimos de todo, en lo social y cultural, teatro, bailes. Estuve en subcomisión de fútbol, de fiestas, de prensa y poco tiempo como la voz del estadio. Llevé al equipo de los galanes (y jugué con ellos: Darin, Grandineti, Calvo, Grimau). A Argentina voy una o dos veces por año desde que estoy viviendo y laburando en Italia. Si preguntan a los mas grandes sabrán quien fui yo. Ahora sigo todos los partidos por Internet, cada vez mas feliz de tener esta pasión por Banfield, que no se mancha ni se muere.