Nadie pudo ignorarlo la semana pasada. No sólo porque los medios bombardearon con el tema (así como cada vez que eligen hacerlo con alguno) si no porque la banda es una aplanadora en si misma, todo un fenómeno social.
U2 desembarcó en nuestro país por tercera vez en el marco de su gira “360 Tour”, esta vez en el Estadio Único de la Plata, un marco más que adecuado para la calidad de sus shows, y muy superior por acústica y estética que River.
En esta oportunidad fueron 3 recitales (habían sido 2 en 2007 y también 3 en 1998) que brindó el conjunto conformado por Adam Clayton, Larry Mullen Jr., The Edge y Bono, todos compañeros colegio secundario en Dublin, dónde formaron la banda hace ya más de 35 años.
Y no es una exageración decir que el marco del Estadio Único calzaba como anillo al anular con la imponencia de “La Garra”, el escenario más espectacular en la historia del rock (con perdón de Pink Floyd). Pues al ingresar y encontrarse con esa enorme estructura de 200 toneladas en el medio del campo de juego daba la sensación de que estábamos siendo invadidos por las naves imaginadas por Herbert Wells.
Mientras entraba la noche, Muse hacía su sobria presentación “soporte”, acorde a la timidez de ser el plato de entrada a semejante espectáculo por venir. Minutos después, la inmensa pantalla led de 360 grados (que asombrosamente tiene la capacidad de extenderse casi hasta el piso) dejaba ver como el cuarteto se acercaba al escenario haciendo a la multitud vibrar. Y ahí, con el mejor tema posible en la discografía de la banda para hacerlo, comenzó el show.
A “Even Better Than The Real Thing” de 1990 lo siguió el eterno “I Will Follow”de 1980, para volver al 2011 con “Get On Your Boots”. Pues U2 en sus recitales es eso, una verdadera máquina del tiempo: Temas compuestos con 30 años de diferencia que pueden crear un line up sincrónicamente perfecto. Y esto es porque desde la gira Zoo Tv Tour, de 1992, ellos decidieron hacer de sus recitales grandes puestas en escena, para reinventarse luego de The Joshua Tree, disco cúlmine del que parecía que nada mejor podía continuar.
Pero no fue así. Ahí llegó la gran trilogía de discos de estudio de los irlandeses: Achtung Baby, Zooropa y Pop (aunque este último, ignorado por los mismos protagonistas por considerarlo “demasiado futurista”). Llamar en vivo al Presidente de Estados Unidos, crearse un alter ego llamado Mcphisto, hacer mega pantallas con un arco dorado e insinuar que el máximo evolutivo de la humanidad es un hombre con changuito de supermercado. Subir a las Madres de Plaza de Mayo para tocar “Mothers of the Disappeared”. Bajar de un limón gigante o ponerte una nave en el medio del estadio es lo que U2 va a proponernos. Nada de cosas sencillas, nada de cosas antes vistas.
La noche fue avanzando con predominancia de los temas del ultimo disco “No Line on the Horizon” -cosa que no era habitual para banda- y las emociones del público no sólo eran dictadas por las canciones, sino también por las luces, imágenes e increíbles efectos visuales. Una breve versión de la hermosa “Blackbird” de los Beatles, y luego de los intermedios llegaron los temas mas esperdados: “One”, “Where The Streets Have No Name”, “Hold Me, Thrill Me, Kiss Me, Kill Me” y “With Or Without You” para terminar con un tema de “No line..”, Moment of Surrender.
Una emotiva mención a Gustavo Cerati en el primer recital, una lectura de “Gracias a la vida” y la invitación a León Gieco a tocar al escenario en el tercero, pintan en tiempo y forma a la última mega banda del rock. Es casi un lugar común para alguno criticar a Bono por su perfil diplomático y político pero ¿Que necesidad tendría de hacerlo si no fuera por convicción?. Si hay algo que queda claro en cada entrevista que se les hace, es que están muy informados acerca del mundo en el que viven.
Tal vez el Pop Mart Tour haya sido insuperable para U2, por escenografía, lista de temas, artística y duración -casi 3 horas- pero el 360 Tour es insuperable para el rock mundial por puesta en escena, concepto y tecnología. Además, la voz de Bono, la precisión y armonía de The Edge y las potencias de Adam y Larry son las mismas que cuando tenían 20 años, allá por los primeros años de la década del ´80.
Podemos seguir añorando las épocas de temas como “Gloria”. Será cierto decir que los últimos 3 discos ya no tienen el brillo de antes y podrán asegurar que se están poniendo viejos -y que a Adam le pegó mal la edad-, pero U2 ya pelea el tercer lugar del podio junto a los Beatles y los Rolling Stones, por trayectoria, por propuesta escénica y por conciencia social. Sin dudas, son más grandes que la vieja.