1951 fue un año clave para la historia de Banfield. Sin duda, la campaña histórica del Taladro marcó un antes y un después en la vida de la ciudad. Lo que no muchos recordamos es que en ese mismo año, también fue fundada una institución entrañable del barrio: el Conservatorio de Música Julián Aguirre. Hacía dos años el prestigioso compositor Alberto Ginastera había fundado el Conservatorio Provincial de La Plata, pero fue en el año de la mítica campaña del Taladro que vio la luz el entonces llamado “Conservatorio de Música y Arte Escénico de la Provincia de Buenos Aires, Filial Nº1”. Se trataba de una sucursal de la entidad platense y su primer director sería el propio Ginastera.
Desde sus comienzos el conservatorio ocupó las aulas de la vieja escuela Nº 31, ubicada en Hipólito Yrigoyen al 7600, dictándose clases en el turno vespertino. En aquellos días, se trataba de un conservatorio mixto entre música y teatro. Pero en 1957 las filiales ganan su autonomía y el nombre del Conservatorio cambia para pasar a llamarse Julián Aguirre, en honor al compositor argentino.
Las décadas siguientes fueron testigo de un Conservatorio que crecía en prestigio y cantidad de alumnos. Muchos banfileños recordamos las interminables colas de alumnos esperando para anotarse, las cuales llegaban a formarse dos semanas antes de la fecha de matriculación. De 300 alumnos en la década del 60’, se pasó a los 2.400 alumnos actuales. Por tal motivo fue necesario crear un anexo en Temperley, el cual funcionó durante 15 años desde 1989. Pero desde 2004, con la ampliación de aulas, el Aguirre funciona íntegramente en la Ciudad de Banfield.
La cantidad de músicos y profesores de primer nivel que se han formado en esta institución banfileña son incontables. Incluso el barrio le debe al Aguirre un titulo particular. En 2008 el Consejo Deliberante de Lomas de Zamora declaró a Banfield “Ciudad de la Música Antigua”, honor que debe a la importante trayectoria de la Institución.
En la actualidad el Conservatorio Julián Aguirre sigue creciendo, realizando talleres de iniciación musical, dictando postgrados, ampliando la cantidad de instrumentos que se enseñan, o bien creando un Coro Infantil con los alumnos de la escuela Nº 31. Sin dudas, una Institución que es toda una leyenda en el barrio. ¿Cómo no serlo, si vio la luz en aquel año mágico de 1951?