“No es el hombre, es el mundo el que se ha vuelto anormal”
Antonin Artaud
Si repasamos la historia del arte en el siglo XX, nos encontraremos que en muchos puntos hay una estrecha relación con la política. Si lo decimos así, en crudo, suena fuerte y pedante. Pero si decimos que el arte se ha expresado por sus ideales, luchas y convicciones acerca de su visión de la realidad, para movilizar, transformarla y denunciarla, se nos hace más comprensible.
Nuestra sociedad en la actualidad vive un triste alejamiento de las expresiones artísticas más tradicionales, donde apenas sobrevive la música y el cine pero desde su costado más comercial y mediáticamente difundido. Y no casualmente, también un lamentable alejamiento del pensamiento político.
Hoy decir “política” suena a mala palabra para algunos, así como “arte” les suena a aburrido. Sin duda ver una película de Akira Kurosawa es mucho mas aburrido que ver la ultima de extraterrestres que destruyen New York, pero ¿eso es culpa del arte o de quines nos hicieron creer que hay un arte divertido? Ahora bien ¿La política es una basura o lo son quienes la vitupendiaron y nos hicieron creer que así debíamos pensar?
Es fácil encontrarse hoy con tristes frases como “los políticos son todos chorros”, “la política es una mierda” o “esto es a lo que llevan los pensamientos políticos”. ¿Qué pensaría de frases como estas Víctor Jara si aun estuviese entre nosotros? Y no por defender sus ideales y denunciar crímenes, es decir, por pensar y comprometerse políticamente, lo hubiesen asesinado cobardemente.
¿Estaba equivocado nuestro vecino Julio Cortázar cuando se vínculo con los ideales sandinistas en Nicaragua? ¿Eran imbéciles o hipócritas Pablo Neruda, Ernest Hemingway y La Negra Sosa? ¿Y Rodolfo Walsh? Dueño de una pluma única que denuncio a través del Nuevo Periodismo a los sectores más reaccionarios de nuestro país. ¿O ellos no pensaban en política?.
Hablando de sectores reaccionarios ¿qué podemos decir del Futurismo? Movimiento plástico y literario de principios del Siglo XX, fundado por Filippo Marinetti, que adhería al fascismo. Tampoco nos olvidemos de Richard Wagner (el mas maravilloso compositor clásico para quien escribe estas líneas) tildado de antisemita y nacionalista. Mucho menos olvidemos a Martín Heidegger, filósofo y escritor alemán que era adherente al Nazismo. ¿O ellos no pensaban en política?
Repasemos el pensamiento ético de Esteban Echeverria, las investigaciones y compromiso de Osvaldo Bayer, hasta el conservadurismo (otrora comunismo paradójicamente) de Mario Vargas Llosa. Ni que hablar de la figura de Federico García Lorca, poeta y dramaturgo cuyas convicciones libertarias lo llevaron a la muerte durante la Guerra Civil Española.
¿Eran soberbios y estúpidos los ideales del Mayo Francés? Ideales que acunaron frases cómo “La imaginación al poder” o “Un policía duerme en cada uno de nosotros, es necesario matarlo”. ¿Y Charles Chaplin? Perseguido en su país por sus criticas al capitalismo. Pero volvamos en el tiempo y el espacio: ¿Silvio Rodríguez compone canciones huecas sin un fuerte pensamiento comprometido con sus ideales? Mencionemos a Molotov y Café Tacuba en México. A Araca La Cana, Tabaré Cardozo, Jaime Ros en Uruguay. León Greco, Víctor Heredia en nuestro país. ¿O ellos no piensan en política?.
No olvidemos que en la década del ´70, algunos medios y periodistas que hoy se hacen eco del pensar de “la gente” bajaban línea incesantemente acusando a la clase política de “ineficaces, inútiles e incompetentes” y que lo mejor que nos podía pasar era continuar con la Patriota Primera Junta. Para quienes no vivieron esa época (o no se informaron al respecto) estoy haciendo referencia a la Editorial Atlántida a través de sus revistas Gente y Siete Días.
Para colmo de males, en los años ´90, la segunda década infame, por medio de la corrupción y del corporativismo empresarial, el descrédito de la clase política se vio más acentuado. Los medios se orientaron hacia la masificación y los estudios de mercado sobre los gustos del público.
Es en estas épocas donde se avanzó sobre el compromiso social y el arte, y hoy el mercado arrasa con ellos. Y hoy tenemos la herencia de personas que repiten hasta el hartazgo, tal vez por ignorancia, tal vez por interés, lo mentado en tiempos pasados.
La política es la lucha de las ideas, los ideales, las convicciones y por ello, no hay que tenerle miedo. Cada uno de nosotros hacemos día a día a nuestro barrio (como cuando pintamos sus paredes con los colores de nuestro club) nuestra provincia, a nuestro país, aunque de diferentes ángulos. Sin involucrarnos, nada cambiará. Porque cada lucha, por mas pequeña que sea, vale la pena seguirla hasta el final.
El arte nos expresa, nos construye, nos revoluciona. Es por ello que la frase “Arte y rebelión, es todo lo que nos queda” debe resurgir como antes, como nunca.