Como todos los consumidores de MOEV somos amantes del fútbol, y a cierta medida intentamos revalorar nuestro mundo cultural, tengo el agrado de presentarles a un artista plástico llamado Ricardo Martínez Gálvez, quien plasma de manera admirable, muchas de las sensaciones que el fútbol y el Taladro generan en nosotros.
Hijo de una familia en la que confluían el arte y el fútbol. El interés por el arte, más precisamente le llega gracias a una tía suya que había ganado algunos premios en el viejo continente, y la pasión por el fútbol fue transmitida por el fanatismo de su padre, el cual le contaba que los hinchas de su club no se perdían ningún partido.
Uno de sus recuerdos infantiles se remonta a los 10 años, “Todavía veo el tren llegar a la estación de Villa de Mayo, lleno de fanáticos de fútbol que volvían de la cancha y me parecían los tipos más libres del mundo. Mis primeros dibujos en el colegio eran los de aquellos trenes”.
En la Navidad del año 1965, recibió de regalo su primera caja de óleos como incentivo a su incipiente interés por el dibujo y la pintura. A los 12 años fue por primera vez a la cancha sin su padre, con un amigo. “Era tal el entusiasmo que teníamos que a las 9:00 de la mañana estuvimos en la cancha. Fui el primero en entrar, la cancha estaba totalmente vacía. Ese día vimos el partido de la tercera, el de la reserva y recién a las 15:00 empezó el clásico. No me voy a olvidar nunca de ese día”.
Ferviente lector de historietas. Seguidor de Nipur de Lagash y El Tony. Imitando el estilo de la historieta dibujaba las secuencias de una jugada. Los días de clase transcurrían entre blocks y lápiz. “Dibujaba cada jugada que había visto el domingo. Hacía toda la secuencia desde que empezaba la jugada hasta que terminaba en el arco con un gol. Era como un fotograma dibujado”.
Casi como un juego empezó a aprender sus primeras técnicas de dibujo por correo. “Un día vi el aviso que ofrecían Curso para aprender a dibujar por correo. Me inscribí. Me enviaban los ejercicios, yo tenía que hacerlos, reenviarlos y ellos los corregían. Entre cada envío pasaban meses, era muy divertido y me creaba mucha expectativa esperar las respuestas. Así empecé a conocer algunas técnicas de dibujo a los 14 años.
Viendo el interés de Ricardo por el dibujo, a los 17 años su madre le ofrece tomar un curso de dibujo con Domingo Méndez Terrero, artista plástico. Con él aprendió a pintar con témperas y encontró por primera vez el reconocimiento de su capacidad y potencial para el dibujo, en alguien que no era de la familia y que además representaba al mundo del arte para él.
De esta manera podemos encontrarnos con obras como “Juegue en la cancha que juegue” (arriba) en la cual, al igual que en muchas de sus otras obras, mediante el medio expresivo de la pintura basado en la representación realista del mundo que engloba al futbol, y de lograr plasmar emociones, sentimientos, situaciones cotidianas e innumerables condiciones que el futbol genera. Al apreciar obras donde nos podemos sentir identificados, revivir ciertos sentimientos y sensaciones, donde podemos encontrar muchos recuerdos acompañando al verde y blanco a tantas canchas, sin importar nunca las adversidades, como “Fue una buena fiesta” (abajo) es donde la impronta de este artista frente a sus trabajos, genera un vinculo con todos nosotros.
Muchas más obras sobre el tópico del fútbol pueden ser vistas en la página personal del autor, y así poder seguir interiorizarnos sobre la visión de un artista que hace coexistir el arte y el fútbol, para que poco a poco logremos entender que esto es totalmente posible, ya que son dos actos que se encuentran en la base de nuestra cultura.
Para ver más de la obra de Martínez Galvez: www.martinezgalvez.com