De Londres a Banfield, un “Garrafa” auténtico


Hetu, el autor de este cuadro, es un banfileño que viaja por el mundo estudiando arte pero sin dejar atrás sus orígenes y su pasión. Ésta es su historia.

[La Unión] Dicen que aquellas cosas que se aprenden de chico quedan para siempre en la memoria y nos rigen a futuro. En el caso de Hetu, su infancia en Banfield Oeste, esas tardes en el Florencio Sola y el flechazo emocional que generaba “Garrafa” Sánchez con una pelota en sus pies actuaron como musa inspiradora de lo que hoy es un artista de relieve.

Unos días atrás, en sus redes sociales publicó la foto del cuadro que se haría viral en el Mundo Banfield. En él se puede apreciar a Garrafa vestido con la camiseta verde y blanco, esquivando a ángeles malignos y un gran demonio mientras lleva la pelota. Se trata de un cuadro del pintor barroco Peter Paul Rubens que Hetu eligió reversionar acorde a su pasión futbolística y, por estar residiendo en Londres, renombrarlo en inglés como “Saint Garrafa expelling Lucifer and the Rebel Angels”. Esta es la historia del cuadro.

“Desde que estoy viviendo en Londres me había planteado el pintar otras escenas que no fueran el Big Ben o las imágenes más clásicas. Recorro pasillos, calles cualquiera en donde te conectas con otras cosas. Curiosamente, uno se imagina ciudades europeas pulcras y una cultura sofisticada pero acá, lamentablemente, hay muchísima basura. Eso me pareció paradójicamente bello y empecé a pintar esas escenas de callejones, lugares sucios y ahí nació la historia de este cuadro”, contó.

“Un día me encuentro con una garrafa tirada acá en Londres, lo cual no es común. Me quedé mirándola, le saqué una foto y pensé que era una señal. ‘Tengo que hacer a Garrafa’, me dije. Y ahí arranqué. De golpe volví a mis orígenes, me acordé de Jorge Gionco (popular artista banfileño) que fue uno de mis maestros, recordé el club al cual sigo asociado y pagando la cuota y empecé a pensar en cuál Garrafa quería pintar”, prosiguió.

“Recordé que hay una foto popular de él contra Lanús donde dos jugadores intentan sacarle la pelota sin éxito, y pensé en el cuadro de Rubens porque es barroco, es fino, es una belleza pero de lo mundano, algo que no debería ser bello pero nos encanta. Y así era Garrafa: no es Cristiano Ronaldo que tiene una belleza descriptible. Es un mito, es el Maradona que no llegó porque le faltaron oportunidades. Es el tipo que iba a patear un penal y daba saltos raros, hacia siempre una de más con la pelota. No era estéticamente especial pero tenía un encanto que obnubilaba”, explicó.

En ese punto es inevitable conectar con la idea de belleza tan opuesta que hay entre un CR7 y un Garrafa. Sin embargo, es curioso que el segundo es un mito de un pueblo entero: el de Banfield. “Ronaldo es un fenómeno global que le saca identidad a su lugar de origen, es un instrumento del que se apropian todos. Siento que tiene más valor cuando se trata de un barrio entero porque para esa burbuja que es Banfield, Garrafa es mejor que Messi y que Ronaldo, y es nuestro. Lo creemos fervientemente. Mi sobrino, que nunca lo vio jugar, cuando vio el cuadro me dijo que lo quería y le encantó. Él creció con el mito de Garrafa. Yo no creo que alguien se inspiré, por ejemplo, en Beckham para vincularlo con un cuadro de Rubens. Empalagaría tanta belleza, sería una contradicción. En cambio, Garrafa es la ironía de lo bello”.

Esta particular y profunda mirada del arte y lo bello no son casualidad. Ya a los 12 años, Héctor sabía que su vínculo con el arte y la creatividad serían una constante. Alejado de los mandatos familiares vinculados a la Justicia, decidió dedicarse a la publicidad y con los años se convirtió en creativo publicitario.

“Vengo de una familia de abogados pero elegí seguir otro camina. Recuerdo que miraba la tele y me llamaban la atención las propagandas más que los programas. Ahí me decidí y después inicié mi camino en el arte con Gionco. Con él aprendí a pintar con acrílicos y luego incorporé el óleo. Viajé a España y nunca dejé los estudios artísticos. Desde 2009 siempre voy al menos una vez por semana a escuelas de arte para seguir formándome”, indicó.

“Hoy en día, resalta Instagram y la instantaneidad y la cantidad de personas que dicen ser artistas y suben cualquier cosa por un like. Eso destruye el arte pero yo creo que en el futuro nada puede superar a lo artesanal, al estudio. Me llevó tiempo hacer este Garrafa, lo sufrí, por momentos decía tal vez no lo logre y, ahora, que haya tenido buena repercusión no significa que voy a hacer un montón de cuadros de él. No todo tiene que ser en pos de lograr un impacto inmediato: en este caso lo tuvo pero también tiene trabajo y, contrario a lo que muchos pueden pensar, yo creo que el artista es 90% estudio y 10% inspiración, la cual se activa con la práctica. Por más que seas 90% talentoso, si no tenés estudio o la pasión para dedicarte horas, no podés ser bueno”, culminó.


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