Las tendencias y corrientes artísticas siempre han surgido como respuesta de un contexto histórico-político-económico-social. Siendo todos estos factores condicionantes esenciales para la creación y la inspiración.
Con el correr del tiempo los métodos, las técnicas, los materiales, los soportes, las dimensiones, la estética y lo representado en las obras de arte fueron modificándose de manera encadenada y la mayoría de todos los movimientos artísticos se generaron a partir de lo ya establecido, es decir, romper con lo que se venia haciendo hasta el momento y buscar lo innovador.
Desde que la historia del arte empezó a conocerse y estudiarse como tal, gran cantidad de historiadores, teóricos y críticos del arte han realizados profundos análisis e investigaciones con respecto a las obras producidas en los distintos momentos de la existencia del hombre.
A raíz de todos estos estudios, se han divido las épocas, marcadas en su mayoría por la estética predominante dentro de las artes plásticas y las artes decorativas, determinando lo académico, lo canónico.
En esta oportunidad no vamos a profundizar acerca del arte de estas características, usualmente conocido como “clásico”, pero es importante que sea tenido en cuenta para entender de donde provienen las obras, los medios expresivos contemporáneos, entender que como en todo tipo de proceso evolutivo, cada nueva creación lleva consigo una carga histórica de gran envergadura.
Hoy en día es muy común, hasta que resulta habitual, toparse con pintadas en la vía pública; ya sea paredes, muros, trenes, puertas, puentes, vidrieras, cortinas e innumerables materiales que pueden servir como soporte. Estas pintadas son los famosos y cotidianos graffitis, un estilo muy particular y bien definido de generar arte.
Las características esenciales que definen y diferencian este modo de expresión artística están estrechamente relacionadas con la cultura del Hip Hop y su estilo de desarrollo netamente urbano. El origen de esta forma expresiva puede estar ubicada en la década de los ´80, dentro del hip hop neoyorquino, que plasmaban por toda la ciudad sus tags (firmas “encriptadas” realizadas con letras estilizadas y entrelazadas) que se transformaban en inmensas y coloridas obras pintadas con aerosol.
Con el tiempo esta práctica fue llegando a distintos países del mundo, adoptando una interpretación propia por parte de las culturas que toman esta expresión. Y como todo medio expresivo fue recibiendo modificaciones e incorporación de técnicas, como formas murales y la aplicación del esténcil.
En nuestro país esta tendencia ha crecido muchísimo en los últimos años, y ha dejado de ser una forma de arte relacionada con el espacio urbano únicamente, ya que instituciones como el Palais de Glace, de características netamente clásicas en sus exposiciones, realizaron muestras invitando artistas del graffiti.
De esta manera lo que intento destacar es que además de visitar espacios relacionados con las artes como museos, galerías, centros culturales (si no lo hacen habitualmente, es hora de que se den la oportunidad, al menos para saber porque les dicen “no”) también podemos encontrar obras de arte en la vía publica; en la esquina de casa, en el tren yendo al trabajo, en el puente que cruzas para ir a ver a Banfield, o por cualquier lugar que nos movamos día a día.
Algunos de las obras más reconocidas de nuestro país pertenecen a artistas o grupos artísticos Pum Pum, Jazz, Gualicho, Doma, Zumi, Triángulo Dorado, Rundontwalk y Bs.As.Stencil entre otros.
Y si con esto no es suficiente, para mirar con buen ojo los graffitis, en Europa y Estados Unidos ya se subastan obras de graffiteros por cientos de miles de dólares.