Otra
vez sopa. Como ocurrió el semestre pasado el equipo no estuvo a la altura de
las circunstancias. Se lo vió falto de actitud en algunos jugadores y la
derrota profundizó la crisis que se arrastra desde que asumió Hernán Crespo. De
los 11 partidos que dirigió en Superliga sólo Banfield ganó 1, con 5 empates y
5 derrotas. Cifras que alarman a todos, menos a la dirigencia del club que
sigue confiando en un proyecto, que por ahora, dio más frustraciones que
alegrías. La bandera del semestre pasado eran los pibes, ahora el proyecto
cambió rotundamente, y llegaron todos jugadores de experiencia. Ante Arsenal se
sintió la falta de ritmo de Luciano Lollo y Sergio Vittor. Jonás Gutiérrez sólo
ingresó unos minutos y tampoco pudo darle ese cambio de ritmo que necesitaba el
equipo. Habrá que ver Damonte, Dubarbier y Toledo, si pueden cambiarle la cara
al equipo. Lo que sí quedó claro es que falta un nueve de área que pueda ser
referencia en el ataque. Hubo rendimientos muy por debajo de lo normal y eso
también preocupa a Crespo que, si bien tiene variantes, no logra encontrarle la
vuelta al equipo. Ayer arrancó jugando con línea de 3, luego pasó a la 4
defensores, y en ningún momento dominó el juego ante un Arsenal que hacía su
debut en la categoría tras un año en la B Nacional. El hincha está preocupado,
la zona del descenso está cada vez más cerca y los fantasmas aparecen. El
equipo tendrá que sacar el fuego sagrado que aún no ha tenido desde que Crespo
se hizo cargo del primer equipo.