Por Hernán Bañez. No falta nunca y tiene las mejores notas de su clase. Lorena
tiene 18 años, vive en barrio lomense de Santa Marta y está cursando el quinto
año del secundario en Comunicación en la Escuela Secundaria 39. Como tantas
otras jóvenes, estudia y entrena para alcanzar sus sueños.
“Empecé a jugar a los 14 años, en el predio de Villa
Albertina de Los Andes, me llevaron mis abuelos a probarme. Pensé que era para
fútbol de 11 pero era para futsal. Quedé ahí, y después por problemas del club pasé
a jugar en Colón de Lomas, cerca del Parque Lomas, torneos todos los sábados”
nos dice la joven deportista.
Es que son tiempos de cambio en el fútbol femenino: Este año
la AFA aprobó la profesionalización del futbol femenino, y Banfield, que empezó
a competir el año pasado en la segunda división, tiene chances de acceder al
reducido final por un ascenso. Ese sueño que como el de Lorena fue jugar a lo
que le gusta, para ella y para miles de chicas más, hoy es la esperanza de una
vida profesional.
Pero por suerte Lore decidió dar el salto. “Pasaron dos años
y por mis propios medios me fui a probar a Banfield, buscaba crecer y ser
alguien, y bueno, me quedé ahí”. Y parece que no se arrepiente, porque en el club la “tratan muy buen, las chicas
y el cuerpo técnico”.
“Cuando empecé a
jugar era delantera, jugaba de 7, pero la arquera tuvo problemas y me pusieron para
atajar uno meses, y bueno, de ahí quedé. Ya van cinco años. Cuando me probé en
Banfield quería jugar de mediocampista, y como las chicas de ahí me conocían
de los torneos de los sábados me buchonearon que era arquera” bromea Lorena. “También como entrena Juan Alonso (el DT del equipo hoy) me conocía porque
jugábamos contra su exclub, Las Lomitas”, estas son las razones por las que
tuvo que dejar el medio campo y hacerse cargo de los tres palos.
Hay algo curioso
en nuestra arquera: Su estatura. Mide 1.50 y para ser tan buena, es muy baja.
Pero Lorena no se achica: “Me tengo confianza, me siento cómoda porque también me
gusta atajar” dice quien tiene muy buenas referencias por parte del cuerpo
técnico.
Hoy tiene la
posibilidad de estudiar y entrenar, lo que igual no le hace los días fáciles, “entreno
martes y viernes, de 18:30 a 21:30 en el predio de Banfield. Los viajes, el
tiempo y esas cosas me matan, salgo de la escuela, entreno, vuelvo hecha pipa” nos explica la uno de Banfield que tiene
pensado seguir estudiando después de la secundaria, “Me gustaría seguir estudiando
algo más, pienso en fotografía o periodismo”.
Hoy vive con sus
abuelos, Aida y Guillermo, que no sólo la llevaron a probarse si no que son un
pilar en su vida. Y al preguntarle cuál fue su mejor momento en su corta
carrera, Lorena no duda: “Cuando me fui a probar a Banfield. Esta es mi
oportunidad, dije”.
Si bien hay antecedentes, Uds. son como la primera
generación que juega al fútbol. De hecho, recién ahora se profesionalizará en
Argentina el deporte, y hasta hace unos años no era común ver nenas queriendo
ser futbolistas, en tu caso ¿de dónde viene el gusto por el fútbol?.
La verdad que es algo que viene del alma, ya de chiquita me
gustaba jugar a la pelota, me levantaba y me iba al fondo de mi casa a jugar.
Es algo que me gusta, no sé, siento esa pasión y es mi sueño ser profesional.