Para
avanzar en la Copa había que jugar un partido así, con personalidad pero con
buen fútbol. Banfield lo tuvo todo en la fría noche del Lencho. Mostró firmeza,
a pesar de un par de jugadas claras de Bostón River, tuvo la pelota, supo
triangular, generar juego y situaciones de gol. Fue 2 a 0 pero pudo haber sido
goleada. Dátolo falló un penal y Juan Álvarez un gol imposible, bajo los tres
palos. Tanto en el primer tiempo como en el segundo hubo un solo equipo en el
campo de juego, y fue Banfield.
Tuvo paciencia y encontró los goles en los momentos
justos. Es cierto que Bostón River fue un rival sin ideas y pocas ambiciones
ofensivas, le quedó muy grande la ventaja del partido de ida, ya que no pudo
plasmar en la cancha la idea ofensiva de su entrenador. En cambio Banfield sí
supo qué hacer. Entendió a la perfección dónde era vulnerable su rival y trató
de explotar sus virtudes. Basándose en el orden de Civelli, el juego criterioso
y voluntarioso de Cecchini, el desequilibrio de Bertolo en el área rival y la
potencia de Carranza que volvió a loco a toda la última línea uruguaya. El pibe
de tan sólo 18 años, jugó como si tuviera 50 partidos internacionales. Venía de
una lesión y terminó siendo clave, obligando constantemente a los defensores
rivales. Fue una noche redonda que pudo opacarse en una de las últimas con tiro
en el travesaño de Boston River.
Pero terminó siendo festejo, el hincha se fue
repleto de fútbol, aplaudiendo a sus muchachos por haberles regalado una linda
noche copera, como esas míticas de Falcioni, en donde Banfield se hacía fuerte
de local e imponía condiciones sin importar quien esté enfrente. Ahora se viene
Defensa y Justicia, el primer duelo será en Varela y la revancha, nuevamente en
Peña y Arenales. Ahora sólo falta un buen arranque de Superliga para olvidar el
mal trago de la Copa Argentina.