Por Guido Cichello.
El equipo no sólo no pudo ganar, sino que nuevamente dejó muchas dudas en el juego, tanto individual como colectivo. Rafaela se había puesto en ventaja en el primer tiempo y luego el Tanque Silva, de penal, ponía el definitivo 1 a 1. Falcioni metió varios cambios, pero el equipo no levantó su nivel.Tras la derrota ante Patronato el equipo tenía que levantar su producción y volver a ganar de local. Pero no sólo no consiguió los tres puntos, sino que jugó a lo que Rafaela quiso, por momentos haciéndolo golpe por golpe y por otros, de manera cancina y aburrida para los ojos de los presentes. El único que mostró cambio de ritmo fue Thomas Rodríguez, quien alternó entre buenas y malas. Algunas pinceladas de Erviti también para destacar y no mucho más en lo ofensivo. Brian Sarmiento demostró, en pocos minutos, que no pude estar fuera del equipo. Le cuesta terminar bien las jugadas, pero tiene la desfachatez que todo equipo necesita en los últimos metros. Defensivamente no se mostró la seguridad de otros partidos, quizás siendo el mediocampo quien le terminó de complicar la tarde a la última línea del Taladro. Cecchini no tuvo su mejor tarde y el pibe Gómez no fue el acompañante ideal. Lejos estamos de cargarle las tintas a ellos, todo lo contrario, son quienes le dan el salto de calidad a un equipo, que no cambia los nombres, pero no la identidad de juego, esa que lo lleva a tener partidos buenos y otros muy malos. No hay sorpresa, no hay juego asociado, no hay peso ofensivo y menos, generación de fútbol. Banfield está para luchar cada pelota, jugar de contragolpe y luego manejar las acciones, en caso de convertir antes que el rival. Hay mucho por mejorar y corregir, ya no hay muchas más alternativas en el banco de suplentes. Tendrá que haber un cambio radical desde la conducción y entender que de ésta manera no se puede seguir jugando.