sábado, 24 de septiembre de 2016 - 02:44

Que cada cual atienda su juego

Editorial por Soy de Banfield. “Soy feliz jugando en este club” dijo Walter Erviti en televisión y después le dedica irónicamente el triunfo “a un amigo hincha de Banfield que se equivocó”.


cqujvlcwcaitmckLa mayoría de los Banfileños nos preguntamos para quien iban dirigidas esas palabras al finalizar el encuentro frente a Aldosivi. Rápidamente, se fueron sucediendo varios hechos que desencadenaron en la supuesta renuncia del vocal Claudio De Rubertis (en la foto junto a Martín Lucero) luego de que circulara un audio suyo donde critica el planteo táctico y las actitudes del "10". Y decimos supuesta porque, como ya es moneda corriente en el club, los hechos importantes no se informan y solo se comunican acciones marketineras.


Sin dudas Erviti, fue uno de los referentes del plantel que nos dio una estrella y hoy por hoy es uno de los jugadores que tienen mejor pie en el equipo. Pero eso no le da derecho a ventilar las internas por televisión. Nadie discute su calidad o liderazgo dentro de una cancha aunque sus actitudes extrafutbolísticas suelen ser polémicas. Solo basta recordar cuando no quiso subirse al micro que lo llevaba hacia una pretemporada marplatense para desembarcar en Boca.


Después de ese gesto irrespetuoso, volvió a ponerse la verde y blanca, tuvo entredichos con Almeyda, criticó públicamente los planteos futbolísticos de Vivas y hoy ya le dieron tanto lugar en el club que se da el lujo de traspasar todos los límites. En el Predio tienen muy buenas referencias del trabajo realizado de De Rubertis y lamentan su presunta partida a la vez que se preguntan ¿Hasta dónde un empleado puede dejar expuesto a un dirigente y causar su renuncia?¿Cuál es el objetivo que persigue?¿Quién será la próxima víctima?


Los que dicen haber ordenado el club nunca pudieron evitar que sus miserias salgan a la luz y en este caso, de confirmarse la renuncia, prefieren sacrificar al dirigente que coordina las divisiones inferiores antes de sancionar a uno de los empleados más caros de la institución. Botinerismo puro.


Como en el "Don Pirulero", los jugadores deben dedicarse a jugar para conseguir los puntos que Banfield necesita para estar arriba. Y los dirigentes no deberían dejar que los empleados se manejen como patrones de estancia. Ambos bandos tendrían que dejar de resolver sus problemas mediáticamente y mirarse a los ojos puertas adentro por el bien del club. Para nosotros como hinchas siempre es más fácil estar del lado del jugador, que es el que defiende la camiseta. Pero debemos entender que los jugadores son pasajeros y el club sigue quedando a lo largo del tiempo y los que verdaderamente defendemos nuestros colores, lloramos y reímos somos los hinchas.