viernes, 21 de septiembre de 2012 - 23:09

En Deportivo Banfield, la chicas sólo quieren divertirse jugando al fútbol

El fenómeno del fútbol femenino en Córdoba llegó para quedarse. La Fifa bajó línea y la AFA lo extendió a todas las ligas del país. Hay 684 chicas que compiten sábado tras sábado en las dos categorías de la Liga Cordobesa.

banfield_cordobaSon las 20.30 de un martes de septiembre. La noche ya reposa sobre Córdoba y el frío todavía se siente a unos 100 metros del comienzo de la autopista que une Córdoba con Rosario. Una estación de servicio y unas pocas casas son la vecindad de una cancha de fútbol que está rodeada de un alambrado y un poco más allá de una pared que no es gran obstáculo para quien quiera saltarla.


Hay dos arcos, dos áreas y un círculo central... debería haber hombres, pero hay mujeres que van llegando despacio con sus bolsitos y con algunos de sus hijos que vienen a hacerles el aguante y a divertirse entre ellos, también.

Es el Club Deportivo Banfield, militante desde siempre de los torneos de ascenso de la Liga Cordobesa, el que las contiene desde hace un par de meses, cuando la casa del fútbol cordobés aplicó una directiva que bajó desde la Fifa y que extendió la AFA a todas las ligas del país, que incita a la inclusión plena de la mujer en las competencias futbolísticas.

Así comenzó el peregrinar de las 684 chicas, desde marzo federadas, hacia los 20 clubes que participan de la Primera A y de los 18 que compiten en la segunda categoría.

Después de los más chicos, y antes de los pibes de cuarta división, el mediodía de los sábados es de ellas.

Sorpresa
La Liga Cordobesa de Fútbol es la única en el país que está poniendo en escena lo dispuesto por la Fifa. Lo dice con orgullo Oscar Gencarelli, dirigente de Juniors y jefe del departamento femenino de la Liga.

El reglamento establece un mínimo de 14 años para quienes quieran participar y no hay límites para las mayores. “Tenemos una mujer de 46 años en competencia. Y una piba de 13 años, que tiene la autorización familiar a través de un escribano”, dice el directivo.

Gencarelli habla del compromiso femenino con el fútbol: “Había un elevado escepticismo sobre la respuesta de las mujeres. Algunos en la Liga pensaron que muchos partidos no se iban a jugar por la ausencia de jugadoras. Creyeron que su entusiasmo se iba a terminar. Lo cierto es que hasta ahora no se ha suspendido ningún partido y es más, hay tanto interés que se evaluará en los próximos meses hacer otra categoría según la edad de las participantes”.

Lo que más le impactó a Gencarelli es la decisión de las mujeres para involucrarse con el juego. “Queremos jugar porque nos gusta, nos divierte”, le dijeron. Ese convencimiento de las participantes lo llevó a Gencarelli a lanzar una sentencia: “El fútbol femenino está instalado en Córdoba. Club al que vas, club en el que están las mujeres jugando. No hay vuelta atrás”.

Además de la edad mínima, la única condición que debieron cumplir las participantes fue la realización de una revisación médica, tal como la Liga exige a los varones antes del inicio de los torneos oficiales. El certamen es amateur. No hay un club que les pague un sueldo a alguna de sus jugadoras.

Expansión
Basta recorrer la Ciudad Universitaria por la tarde o por la noche, o cualquier club o complejo de fútbol en espacio reducido de la ciudad para entender que el fenómeno de la mujer en el fútbol se amplía y parece no detenerse. La avanzada de esta inserción cada vez más profunda está a cargo de las generaciones más jóvenes. Hay un proyecto para organizar un torneo intercolegial femenino.

La razón se funda en que las niñas y adolescentes de nivel escolar primario y secundario se interesan cada vez más por este juego. Y así como en los colegios, también se da en las universidades y en cualquier trabajo. Desde esos ámbitos surgen las iniciativas que las transportan hacia un campo de juego.

Por esa pasión y entusiasmo se entiende que un grupo de mujeres, algunas abuelas, la mayoría madres, se junten en la noche de cada martes y jueves, haga frío o calor, en un club casi perdido en los extramuros de esta ciudad. Deportivo Banfield reúne muchos de los miles de curiosidades que ofrece en cualquier club de Córdoba la presencia en la cancha de odontólogas, contadoras públicas, abogadas, amas de casa, empleadas domésticas, peluqueras, pequeñas comerciantes, profesoras en Educación Física y muchas estudiantes, que no les temen a los pelotazos, se cruzan fiero en alguna jugada y hasta “se camisetean mal” cuando el partido viene bravo, según apuntó una de ellas.

Curiosidades como la de Marta, de 46 años, ya abuela, y de Cristina, de 42, que comparten el arco y juegan medio tiempo cada una, o la de Cinthia Ahumada, la más pibita, de 13 años, o Ayelén Ceballos, que cada 15 días baja de San Carlos Minas acompañada por su padre para transpirar con satisfacción la camiseta de Juniors. Son ejemplos de voluntad y diversión por una actividad que para muchas mujeres ya forma parte de sus vidas. (Mundo La Voz)