Tan insólito como previsible, fue el final de Gabriel Mariotto como vicepresidente de Banfield. A tan sólo siete meses de ganar las elecciones, las fracciones en el seno de la CD son inocultables.

 El ex vicegobernador de la Provincia de Buenos Aires renunció a la vicepresidencia de Banfield. ¿Lo insólito? Lo anunció por twitter.

Mariotto siempre estuvo en las bambalinas del poder de Eduardo Spinosa. Fue su apuesta en el club y su ahijado político. Spinosa lo blanqueó recién en noviembre de 2014 cuando lo designó al frente de la Dirección de Fútbol, cargo al que aportó poco y nada.

A cambio recibió el beneplácito del Presidente quien le prestó en forma gratuita dos veces el predio de Guillón para que realice sus Plenarios de Políticas Públicas que lo terminó catapultando como vice de Scioli. Allí oró el juez Luis Arias, su amigo personal que se metió sin jurisdicción en las elecciones de Banfield de 2011.

Los favores hechos y el personalismo de Spinosa obligó a Mariotto a seguir de cerca a su ex delfín, y fue candidato a vicepresidente de Spinosa en las elecciones del año pasado. Pero el amor duró poco: en siete meses se acabó el dinero de la eterna deuda que generó el "préstamo" del Grupo Santa Mónica y la defensa a ultranza de Spinosa hacia Marcelo Tinelli para dirigir AFA y su objetivo de privatizar la televisación del fútbol y el gerenciamiento de los clubes terminó con su aventura dirigencial.

La pésima campaña en base a la conformación de un pésimo plantel futbolístico que huele a 2012 terminó de romper la relación, y Mariotto renunció anoche vía twitter. A Spinosa, una vez más, lo deja de acompañar la gente que tiene cerca.