Por Julio Jardel. Los 46 puntos obtenidos a lo largo de la temporada 2008-2009 representan para Banfield, por la millonaria inversión realizada (elecciones de por medio, con promesas de campeonato incluidas), el mayor fracaso deportivo y económico desde el regreso a Primera División.\n\nSi bien desde lo numérico se van 39 unidades (la temporada de menor puntaje), la relación entre la inversión realizada y los resultados obtenidos, ubican a esta campaña como la peor desde aquel inolvidable ascenso.\n\n¿Las razones de tamaño fracaso? Son varias, desde una conducción que retuvo el poder por escasos votos pero que en la práctica jamás logró ejercerlo de manera amplia y participativa (como lo indicaban los resultados electorales), a dos entrenadores que no lograron que el equipo funcionara como tal, y un plantel que no respondió en ningún momento, salvo excepciones.\n\nHaciendo una lectura más profunda, la involución y decadencia de los últimos tres años, donde solo hubo un campeonato corto valorable (los 32 puntos cosechados con Juan Manuel Llop, a quien luego Portell lo despediría a pesar de esa campaña) y cinco estruendosas decepciones en los restantes certámenes, tienen una explicación evidente: las continuas decisiones desacertadas de Portell y compañía en el manejo futbolístico de la institución.\n\n“Que el árbol no nos tape el bosque”, dice el título principal de la última edición de la publicación oficial del Club Atlético Banfield repartida entre los hinchas en la triste y penosa despedida ante Tigre. Quien haya tenido la oportunidad de leer dicha columna de opinión seguramente sintió indignación y fastidio. Los dirigentes siguen alejándose del socio y sus sentimientos, justificando con argumentos infantiles una decepción tan grande.\n\nAllí dicen que las frustraciones que vienen sucediéndose desde el 2005 en adelante obedecen a “un período de transición” para volver a dar el “salto de calidad” del 2004. Además, mencionan que “por encima de los resultados deportivos” se logró “una base de equipo con un 90% del plantel que es propiedad del club”. Finalmente se destacan los logros de la Reserva campeona y afirman que “estamos en camino de armar un gran equipo” (algo no muy diferente a lo que sostenían un año atrás).\n\nPodrían rebatirse cada una de estas frases, lo preocupante es que lo que reflejan claramente, es que Portell y compañía siguen sin demostrar la más mínima autocrítica, y cuando no se admiten y reconocen las equivocaciones, estas frases no hacen más que sonar como vagas excusas ante semejante desilusión.\n\n¿Cuál es el bosque del que habla Portell? La Reserva campeona vale un reconocimiento especial, para cada uno de sus jugadores y para el Gringo Wensell como su conductor. Pero el mayor éxito será si logran alternar o ser opciones para el cuerpo técnico de Primera. Sin embargo, las decisiones que ha tomado la dirigencia desde un tiempo importante a esta parte parecen ir en el sentido contrario.\n\nUna prueba cabal de ello es que si bien es cierto que un porcentaje importante de los jugadores que integraron el plantel el último año son “del club”, quienes fueron titulares o alternaron en esa condición son jugadores que el club adquirió en los dos últimos años y no jugadores formados en la institución. ¿Qué lugar tuvieron los juveniles esta última temporada? Prácticamente nulo.\n\nSi fuera cierto que el “proyecto” volvió a ser lo que se pregonó años atrás, no sería razonable que el club haya comprado a Victor López (segundo marcador central) cuando meses atrás había adquirido a José Devaca (que ocupa idéntica posición), o que haya comprado a Marcelo Bustamante cuando ya había sumado a Ariel Broggi (ambos ocupan la misma posición). Así, está claro que no hay lugar para los juveniles que vienen de abajo.\n\nY si la base para la próxima temporada es la actual estamos en problemas. Sería creer el discurso oficialista, repetido hasta el cansancio por los voceros oficialistas (que a lo largo de este año se vieron beneficiados por jugosas pautas publicitarias), que la razón de esta frustración fue solamente la falta de gol.\n\nReiterar ese concepto sería minimizar las causas de una temporada pobre por donde se la mire. Las fallas fueron, principalmente, de funcionamiento colectivo. No se logró ni con Burruchaga ni con Falcioni un rendimiento general que lograra potenciar los rendimientos individuales. Defensivamente nunca se logró solidez, Luchetti no transmitió seguridad en muchos encuentros, el mediocampo tuvo en todo el año dificultades para ser combativo y lograr recuperar el balón, a la hora de retroceder y recuperar posiciones nunca hubo solidaridad, y las fallas estructurales en la conformación del plantel también tuvieron su cuota de responsabilidad (el lateral derecho, volantes sin ida y vuelta, falta de variantes con los hombres de punta, volantes que no llegaban al gol salvo Bertolo, etc.).\n\nY si a esto le sumamos que tras los magrísimos 23 puntos del Clausura, los dirigentes vendieron a Civelli y no trajeron un reemplazante, o que antes del clásico ya anunciaran la venta de Bertolo (si se quiere pelear algo importante el año entrante, ¿no se podía hacer un esfuerzo por retenerlo?), o si por la mala relación entre el presidente y el DT una vez más se generara un cambio de técnico en plena temporada, es notorio que muchas decisiones de los dirigentes fueron causales de esta campaña.\n\nEntre el objetivo propuesto (¿se acuerdan la campaña pre-electoral de Portell, que hablaba de ir por la estrella que el club no tiene, o que mencionaba el orgullo del equipo que está? ¿Cuál es el orgullo de Portell de este equipo que fracasó estrepitosamente?) y los escasos puntos obtenidos, hay responsables, y cada uno de ellos deberá asumir parte.\n\nLos mejores momentos futbolísticos desde el regreso a Primera División coincidieron con la continuidad que tuvieron oportunamente Luis Garisto (para conservar la categoría e intentar afianzarse) y luego Julio Falcioni (para el salto de calidad, el subcampeonato y el ingreso a las copas internacionales). Ellos dirigieron al club en cuatro temporadas.\n\nPor el contrario, los cuatro años posteriores, con los constantes desaciertos de Portell y compañía, mostraron una evidente involución. Y un fiel reflejo son los permanentes cambios en la conducción técnica, con ocho entrenadores que dirigieron al equipo en ese período de tiempo: Leeb (2005-2006 y el comienzo de la temporada 2006-2007), Wensel – Jerez, Patricio Hernández, Hernán Lisi y Vitamina Sánchez (2006-2007), Juan Manuel Llop y el interinato prolongado de Miguel Jerez (2007-2008) y Jorge Burruchaga y Julio Falcioni (2008-2009).\n\nSe pretendía pelar arriba, pero cuando se compra sin una adecuada planificación (Bertolo, Ervitti, Bustamante, López, Bustos, sumados a los préstamos) los resultados están a la vista. Lejos de pelear cosas importantes, la pelea durante el año fue no ingresar a Promoción. Fracaso colectivo e individual (con Ervitti a la cabeza, por quien Banfield pagó 1 millón de dólares)\n\nY para la nueva temporada, los 46 puntos conseguidos, lo ubican al Taladro nuevamente en una posición incómoda en cuanto a los promedios. Arrancará en el puesto 11°, con varios equipos separados por escasos puntos.\n\nDécimo estará Colón, con 102 puntos, luego Banfield con 100, Argentinos con 99, Independiente con 98 y Arsenal con 97. Entre ellos aparece Godoy Cruz, compartiendo ubicación con Independiente. Más abajo están Racing con 92 unidades, Gimnasia LP con 91, Rosario Central con 81 y los ascendidos Atlético Tucumán y Chacarita.\n\nSi miramos para atrás, uno llega a la conclusión que Banfield desperdició una oportunidad histórica de ir por objetivos grandes, después de aquel salto de calidad que vivió con Falcioni. Pero cometió el gravísimo error de vender cuanto juvenil apareciera en Primera, desmanteló planteles riquísimos, no apostó a sostener una base de jugadores del club (hizo lo contrario, vendió a los mejores surgidos de inferiores y compró jugadores “experimentados”) como sí hizo por ejemplo Lanús (mal que nos pese), incrementó el déficit operativo con un plantel muy caro que no le dio resultados, y, en definitiva, hace tres años que se perdió el protagonismo.\n\nDarío Cvitanich, el Chaco Maidana, Jesús Dátolo, Mariano Barbosa, Andrés San Martín, Daniel Bilos, Rodrigo Palacio, Gabriel Paletta, el Rioja Leiva, etc., etc. Todos ellos, entre otros, supieron llevar a Banfield a un lugar de privilegio.\n\nEsperamos que quienes dirigen los destinos del club tengan un “baldaso” de humildad, que a pesar del tiempo transcurrido después de la última elección (octubre de 2008) comiencen a gobernar pensando en que casi el 50 % de los socios eligió otra opción, y que logren enderecer el rumbo.\n\nFuera de lo deportivo, hubo un hecho que uno considera marcó un antes y un después en la relación dirigentes-hinchas. El escándalo de la venta de entradas del clásico con Lanús, y la inacción dirigencial tras el bochornoso arbitraje de Maglio ante Newell´s. La falta de una investigación seria y profunda de lo ocurrido ante el granate, representó una absoluta falta de respeto al socio. El tiempo pasó, y las mínimas explicaciones dadas, no son suficientes para una masa societaria que exige respuestas. Y que ya no admite tibias respuestas, ni editoriales tan alejados de la realidad.